Estudios Jurídicos y abogadas: la ausencia que cuesta cara

Por Administrador

Los estudios jurídicos chilenos siguen siendo territorio de hombres. De las 15 oficinas más grandes de Santiago, 11 no tienen ninguna mujer socia. Y aunque egresan aproximadamente 50% de mujeres de las facultades de derecho, con igual o mejor desempeño académico que sus compañeros, la representación de ellas en los estudios grandes y medianos (de 10 o más abogados/as) solo alcanza a 25,8%, de las cuales ni siquiera 1 de cada 10 llega a ser socia, y un número significativo se retira después de unos años de ejercicio profesional. Estas son algunos de los datos que entrega la encuesta Adimark que se presentará el próximo 6 de abril en el Seminario Abogadas y Estudios Jurídicos, en ICARE.

Estos números reflejan que las mujeres enfrentan una importante barrera de acceso a un área relevante de desarrollo profesional, que además es indudablemente un ámbito de poder económico y social. Para los socios de los grandes estudios, preocupados de alcanzar los más altos niveles de excelencia, estos resultados debieran ser una luz de alerta, independientemente de la teoría que tengan respecto de la naturaleza femenina. Si creen que las mujeres son distintas a los hombres, debieran pensar que están perdiéndose de contar con la creatividad y diferente mirada que aportan la perspectivas femeninas a la solución de los problemas jurídicos. Y si creen que hombres y mujeres son iguales en la forma en que se desenvuelven en el trabajo, el tema también es grave porque la falta de representación femenina refleja que hay abogadas que no llegan a su estudio, que tienen más méritos y serían una mejor contribución a su oficina que algunos abogados que sí tienen contratados.

Las causas de la ausencia femenina son múltiples y es simplista atribuirlas a la falta de ambición de las propias mujeres o al machismo de la cultura institucional. Lo que interesa es preguntarse qué oficinas serán las que, siguiendo el ejemplo de los estudios jurídicos de países más avanzados, comiencen a aplicar buenas prácticas destinadas a eliminar los obstáculos que enfrentan las mujeres para desarrollar su carrera profesional en esas oficinas. Esos serán los estudios que captarán a los grandes clientes internacionales, que cada vez con mayor frecuencia exigen incluir abogadas en los equipos que les brindan asesoría jurídica. No porque sea políticamente correcto –ese argumento no vuela alto en el mundo de los negocios- sino para asegurarse que los están atendiendo las y los mejores profesionales que ofrece el competitivo mercado chileno de los estudios de abogados/as.